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sábado, 20 de agosto de 2022

Imposible hacerlo peor

Si fuese posible escribir un guion de como hacer peor las cosas, no saldría tan bien. El esperpento en que las últimas semanas se está convirtiendo la planificación deportiva del RCD Espanyol, admite todo tipo de opiniones no demasiado alejadas del caos. Y francamente, es difícil saber dónde está el problema.

Si hace unos meses, parecía que toda la cuestión se centraba en Rufete, ahora esa idea toma dos caminos. Que todo no era culpa del ya ex miembro blanquiazul, o que Domingo Catoira no deja de ser un heredero del trabajo del alicantino. Siempre pone el actual secretario técnico la fecha del 31 de agosto como meta en la que tener una plantilla competitiva, obviando que hasta ese momento el equipo ya habrá jugado nada más y nada menos que 3 partidos. Y eso, en una liga como la 22/23, que tendrá 14 jornadas antes del gran parón del mundial, es importantísimo. Además, manda un mensaje claro de menosprecio a esos tres primeros encuentros, que no solo llega a la plantilla, sino también a una afición que en un momento clave debería estar en el pico máximo de ilusión, y en la etapa de más fidelización de la temporada.

Mención especial merece el entrenador. Muchos libros, etapas sembráticas y la palabra “equipo” por encima de todo. Pero la realidad es que no ha hecho falta ni que empezara la liga para crear un clima irrespirable. Mantener jugadores apartados es una de las peores maneras que existen para avanzar en una supuesta nueva etapa de ilusión. Y si encima en ese grupo de jugadores, metes a tu principal estrella sin medir las consecuencias, estás haciendo todo lo contrario a hacer “equipo”. Porque en el fútbol, el equipo empieza en la última fila de arriba en la grada, pasa por los aficionados, la prensa y absolutamente todo el mundo que construye un sentimiento. Y hacer esto, divide. Y hacerlo sin explicación más. Porque la argumentación de que RDT no tiene ritmo, ya no se la cree nadie. ¿Y la de Vilhena cuál es? ¿Y Wu Lei no fue al stage de Marbella por molestias, también? Mal empieza una etapa nueva, si se basa en negar evidencias a tu propio “equipo”. Además, no parece tampoco muy inteligente como estrategia de venta, poner a tus jugadores transferibles en una posición tan evidente de devaluación.

Es difícil pensar que alguien vaya a tirarse piedras contra su propio tejado, pero Diego Martínez lo está logrando de entrada. El partido contra la Balompédica Linense mostró evidencias, pero en cuanto apareció un equipo de mayor nivel, el Espanyol tuvo más vías de agua que el Titanic. Se la están jugando porque la apuesta es muy fuerte, pero el principal problema es que las formas están arruinando el encontrar una explicación lógica a la actual estrategia.

La realidad es que la semana que viene empieza la Liga, y la sensación es que la plantilla es peor que la del año pasado. Que los deberes no se han hecho, y los que se han hecho, están mal. Loable era la intención de renovar una plantilla envejecida en algunos puestos, pero dar salidas sin tener entradas confirmadas, no solo es una temeridad sino un camino claro al precipicio.

Sin querer, el partido ante la SSC Napoli de este sábado ha tomado cariz de final. Totalmente injusto y precipitado afrontarlo así a estas alturas, pero es lo que ha provocado el propio entrenador y el club. Si las sensaciones son las mismas de los dos últimos partidos, la luz de alarma se encenderá no solo por lo deportivo, sino por la temeridad de despreciar a futbolistas que han demostrado su validez y que están apartados. Sin embargo, si la imagen es positiva, el entrenador habrá ganado su pulso (momentáneamente).

No obstante, ¿se imaginan que RDT sea vendido, el equipo empiece mal la liga y a las diez jornadas ya no esté el entrenador? ¿Qué hacemos entonces?

En definitiva, a día de hoy, es imposible hacerlo peor.

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