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lunes, 9 de marzo de 2020

Camino a Segunda

El Espanyol pinta mal, muy mal. Los catalanes tenían puestas muchas esperanzas en el encuentro contra Osasuna y en el del domingo en casa, pero, de nuevo y por enésima vez, han fallado. Van camino de Segunda. En El Sadar se jugaban la vida y han firmado un compromiso para el olvido. Les quedan 11 finales a las que aferrarse, pero lo cierto es que necesitan ganar 7 partidos y en toda la temporada han sumado cuatro triunfos. Las matemáticas corren en su contra y les convierten en uno de los principales candidatos, a día de hoy, al descenso.
El bloque de Abelardo cierra la jornada a seis de la salvación, que marca el Celta. El tiempo se agota y los periquitos van desperdiciando oportunidades. El domingo, contra el Alavés tendrán la enésima final. El Espanyol tenía muy claras sus cuentas antes del partido contra Osasuna. La salvación pasaba por hacer 6 de 6. Ya en la primera vuelta, el choque contra los rojillos fue un baño de realidad y mostró que el equipo blanquiazul iba a sufrir toda la temporada. El de este mediodía, puede haber dejado a los periquitos tocados y prácticamente hundidos.
La cara de los jugadores cuando el colegiado ha señalado el final del encuentro denotaba tristeza y desolación. Los blanquiazules, no obstante, mantienen el mismo discurso de todas las semanas y se remiten a la próxima final, la del domingo contra el Alavés. "Nos quedan 11 partidos y tenemos que seguir, no nos podemos quedar aquí. Lo sentimos mucho. Hay que ganar 6 ó 7. Es un día duro, como el del Valladolid o Granada. Todo lo ves negro y mañana te levantarás pensando que el fin de semana tienes que ganar", explicó Víctor Sánchez.
LEANDRO CABRERA
El central ha sido uno de los jugadores más destacados del encuentro y, curiosamente, terminó bajo palos tras la expulsión de Diego López. El propio jugador pidió tomar la responsabilidad al entender que si se ponía de portero no trastocaba tanto el esquema del grupo. No es la primera vez que un jugador de campo termina como portero, el último precedente era de Javi López, que suplió a Kiko Casilla en un derbi de 2014, y anteriormente Pareja.
Tan surrealista fue la situación de Leandro Cabrera como cancerbero como la que el zaguero está viviendo esta temporada. Dejó en enero un Getafe luchando por la zona Champions y con muchas esperanzas en la Europa League para recalar en un Espanyol que va camino de descender.
Y en medio de este momento que vive el equipo, David Lópezprotagonizó un pequeño encontronazo con un periodista, tras no gustarle la reacción del comunicador a una respuesta. "Decidme un jugador que no haya corrido. Y si no sabéis decirme nombres, no me pongáis caras... Defenderé a mis compañeros cuando den todo en el campo y lo han dado", explotó el catalán.

Abelardo mejora los ‘milagros’ de Luis Fernández y Pochettino

El espanyolismo ha pasado de la gran decepción sufrida hace unos días al desperdiciar una gran ocasión en Valladolid y verlo todo perdido, a afrontar el futuro con algo más de optimismo tras la buena imagen ofrecida el pasado domingo ante el Atlético de Madrid. Y esto se demostró en la gran respuesta, una vez más, de la afición al agotar en apenas media hora las 215 entradas que el club tenía a su disposición para el partido de mañana en El Sadar. Los dos siguientes partidos, Osasuna y Alavés, podrían aumentar las esperanzas, ya que como manifestó De Tomás “todos los partidos son claves, pero si pudiéramos sacar adelante los dos próximos probablemente iríamos para arriba. No sacando resultados positivos, la cosa se podría complicar”.
Pese a que solo se han sumado dos puntos de los últimos nueve disputados, las primeras ocho jornadas ligueras con Abelardo en el banquillo dejan unos números más positivos que los logrados en las dos últimas salvaciones milagrosas. En la 2003-04, Luis Fernández solo consiguió seis de los primeros 24 puntos que disputó, mientras que en la 2008-09, Mauricio Pochettino solo sumó uno más. Dos ejemplos que confirman que los inicios no son sencillos cuando estás en una situación tan límite como la actual. Abelardo y el de Murphy cogieron al equipo a cinco puntos de la salvación.

Además de estas dos remontadas, nos encontramos otra destacada en la era Cornellà, aunque fue mucho menos dramática, ya que en la temporada 2012-13 el equipo mejoró muy rápido tras el cambio de técnico y no tardó en salir del descenso. Javier Aguirre se hizo cargo del banquillo del Espanyol, sustituyendo a Pochettino tras la jornada 13 con el equipo siendo colista a dos puntos de la salvación, y sumó 13 de los primeros 24 puntos que disputó. En la jornada 19, tras ganar al Celta, se logró abandonar los últimos tres puestos de la tabla en los que permanecían desde la jornada tres, lo que dio confianza para sumar 13 de los siguientes 15 puntos y dejar el descenso a 11. Con el mexicano en el banquillo se acabó el campeonato con 44 puntos, en la decimotercera posición, a ocho puntos de la zona de peligro.
Recortando diferencias
Pese a que al Espanyol se le ha resistido el triunfo en las tres últimas jornadas, y tras la derrota ante el Valladolid se pudo pensar que se esfumaba el efecto Abelardo, lo cierto es que durante su etapa en el banquillo perico se ha conseguido recortarle puntos a casi todos los equipos que están en la parte baja de la clasificación. Los blanquiazules han conseguido reducir en tres puntos su desventaja con Leganés, Mallorca y Betis; dos con Eibar y Osasuna; y uno con Valladolid, mientras que la han aumentado en un punto con el Celta y dos con el Alavés. Ahora, con 12 partidos por delante, es cuando se debe dar ese salto en la tabla que ya realizaron sus predecesores al sumar más de la mitad de los puntos que había en juego en la recta final del campeonato. Y para hacerlo, en siete de estas jornadas que faltan se medirán a equipos que están en la mitad de la tabla de abajo, con lo que casi todos estos duelos serán de seis puntos y serán clave para seguir disminuyendo estas diferencias. Aquí no pueden fallar.
El camino a seguir
La última ocasión en la que el equipo revirtió una situación tan complicada como la actual, en la 2008-09, el Espanyol solo logró un triunfo en las primeras ocho jornadas con Pochettino (1-2 en el Camp Nou). El equipo no acabó de reaccionar hasta las últimas diez jornadas, después de haber tocado fondo en la 28 al perder en Pamplona y quedarse a ocho puntos de la salvación. Al final, no tuvo que esperar al partido decisivo en el que se cerraba el campeonato para jugarse el descenso y acabó en una cómoda décima posición cinco puntos por encima del antepenúltimo, un Betis que es el que marcaba la permanencia a falta de diez jornadas para el final de campeonato.

Por su parte, los inicios de Luis Fernández no fueron nada sencillos, al perder en seis de sus primeras ocho jornadas. Tras esta primera etapa, seguían colistas con 11 puntos en 18 partidos, a siete de la permanencia, aunque aún tenían 20 jornadas por delante. Al tener que recuperar tantos puntos apostaron por un juego ofensivo y directo, ya que solo les valía sumar de tres en tres. Y en esas 20 jornadas finales, con el ‘Machote’ se ganaron 10 partidos y se empataron dos, sumando un total de 32 puntos sobre los 60 disputados, y logrando la salvación en ese partido final de infarto ante el Murcia en un Montjuïc que reunió a 51.700 pericos. sí que supo hacer reaccionar pronto al equipo, logrando 13 puntos de 24, y al final no sufrió para salvarse                                              

El filial logra una gran remontada ante el Sabadell

Los de Gay consiguen el triunfo marcando tres goles en una gran segunda mitad de los pericos                                                                        Por la puerta grande. El filial del RCD Espanyol de Barcelona tenía la complicada empresa de romper la mala dinámica de resultados ante uno de los conjuntos más potentes de este Grupo III de la Segunda División B, el CE Sabadell, y lo hizo por la puerta grande. Los de Jose Aurelio Gay plantaron cara en todo momento en un enfrentamiento marcado por la tensión y la guerra en el césped de la Ciudad Deportiva Dani Jarque. Los arlequinados se adelantaron en dos ocasiones, pero Soni y Iago igualaron el marcador. El estallido de euforia en la grada llegó con el tanto de Moha a cinco minutos para el final, mientras que Jutglà hizo la estocada definitiva con un gol en el descuento.

Las cosas comenzaron torcidas, con un Sabadell muy intenso, los arlequinados aprovecharon un desajuste defensivo para plantarse ante Adri y adelantarse desde el punto de penalti. Después de unos minutos groguis, los hombres de Gay reaccionaron con una buena cabalgada de Pujol por banda izquierda en una jugada que Soni no tuvo el acierto de cara para encontrar portería. Con el paso de los minutos los visitantes fueron perdiendo fuerza y los pericos lo aprovecharon para ganar terreno y empezar a dominar el esférico. Una combinación entre Soria y Jutglà fue el primer aviso con un disparo que acabó en córner y, poco después, llegaba el empate del Espanyol. Una falta en la frontal que ejecutó Moha haciendo volar a Mackay hasta la misma escuadra para salvar el gol, pero el rechazo, muy atento, lo cazó Kevin Soni para volver a poner tablas en el marcador. Desgraciadamente, cuando mejor estaba el conjunto perico, una nueva indecisión en fase defensiva condenó al equipo antes del descanso con el 1-2.

El empate estuvo a punto de llegar a los tres minutos de la reanudación, una combinación en la frontal, Jutglà encaró solo a Mackay, pero el portero acertó sus intenciones en una buena intervención. Los pericos siguieron creyendo y en una falta lateral encontraron la recompensa. Un disparo raso de Pol Lozano encontró las botas de Iago que con un toque suave despistó a Mackay para hacer el 2-2. Los blanquiazules no se conformaron, olieron sangre y fueron a por todas. Damià estuvo a punto de hacer el 3-2 con un trallazo que obligó al portero visitante a lanzarse en la base del poste. El partido no perdió en ningún momento la intensidad y tensión sobre el césped que en algunas ocasiones se mezcló con juego brusco, facilitando las imprecisiones de los futbolistas. En un desenlace vibrante, con un Espanyol B protagonista, cerrando los sabadellenses en su campo, llegó el premio. Moha cogió el balón en la banda izquierda y con una rosca fuera del área hizo estallar la Ciudad Deportiva Dani Jarque de felicidad. Por si alguien aún no había quedado contento, el equipo de Gay remató la faena con una contra de manual y Jutglà hizo el 4-2 definitivo.   

“Los detalles nos están lastrando muchísimo toda la temporada”

El ‘4’ perico lamenta la situación y que ahora no queda otra que “ganar y ganar”                                                                                                            El centrocampista reconocía tras el partido contra Osasuna que el equipo atraviesa momentos complicados y que “durante toda la temporada los pequeños detalles nos están lastrando muchísimo”.

Víctor comentaba el penalti señalado, indicando que “el balón me toca en el codo que lo tengo muy pegado al cuerpo y luego la expulsión de Diego" en una jugada que no queda claro que el balón esté totalmente fuera del área, cuando lo coge el guardameta gallego.

El de Rubí apuntaba que “sabíamos que era un partido duro, difícil, aguerrido y creo que ha sido parejo en cuanto ocasiones y se lo han llevado ellos. Nos quedaban 12 partidos, nos quedan 11 y tenemos que seguir, no nos podemos quedar aquí. Lo sentimos mucho, pero la semana que viene tenemos otra final. Hay que ganar 6 ó 7".
 Los jugadores no van a bajar los brazos y Víctor quiso agradecer a toda la gente que ha venido, “porque nos dan la vida, hoy no ha podido ser y lo sentimos muchísimo” y sostenía que "hoy es un día duro, como el del Valladolid o Granada. Todo lo ves negro y pero mañana te levantarás pensando que el fin de semana tenemos otra final y tienes que ganar. Tenemos que ganar mucho".

Así será imposible

Pobres argumentos futbolísticos de un Espanyol que fue incapaz de demostrar lo mucho que necesita ganar ante un Osasuna más ambicioso que se impuso con un gol de penalti tras haber perdonado mucho             Una de cal y otra de arena. Cuando hay ‘poco’ que perder, como ante el Atlético, inyección de moral y puntazo, pero cuando no se puede fallar, como en El Sadar, nervios, imprecisiones, errores absurdos y nuevo batacazo. El problema es que esta no fue una derrota cualquiera. Esta llevaba con sigo una buena condena. Unas cuantas piedras más para meter en una mochila que cada vez pesa más en un camino que, a su vez, cada vez coge más pendiente. Nada está de cara. Todo son complicaciones. Tenía el Espanyol que reivindicarse, demostrar que quería salir de abajo, que no merece estar ahí, pero lamentablemente no lo hizo. No con la vehemencia e intención que se presuponen cuando uno está en una situación tan achuchada como la actual.

El Sadar, que contó con la presencia de 215 pericos, albergó un duelo que arrancó de forma eléctrica. Con mucha intensidad y una tempranera intentona de Aridane, que cabeceó alto a la salida de un córner. Empezó Osasuna con ganas de meterle mano rápido al Espanyol, que le tocaba replegarse y poner los cinco sentidos. De inicio los de Abelardo no tuvieron otra opción que resistir. Poco le duraba el balón, su rival no le dejaba pensar. Tampoco respirar. No le gustaba a Abelardo lo que veía. Trataban de salir los blanquiazules a toda costa y en el 11’ Embarba buscó la sorpresa con un disparo lejano que salió alto. Parecía que poco a poco se iban templando los pericos, iban bajando las pulsaciones del choque, se igualaba la contienda y Wu Lei al cuarto de hora remataba fuera un potente centro de Víctor Sánchez. El primer erreón rojillo parecía que había amainado. Empezaba a salir tímidamente el sol.

Las pérdidas fueron una constante en ambas escuadras. El juego era tosco e interrumpido. Poco fluido. Y en medio de todo ello en el 18’ R.D.T. y su hambre goleadora hicieron acto de presencia. Regalo local, control y remate fuerte y seco que obligaba a Rubén Martínez a emplearse a fondo. El disparo iba con muy mal intención, pegadísimo al palo. 
Cuando Osasuna abría la banda, especialmente por el lado de Javi López, y apretaba el acelerador, el Espanyol sufría. Aunque la primera mitad fue una buena demostración de que de los errores se aprende. Y es que además de saber sufrir y competir como tocaba, el cuadro espanyolista supo minimizar errores evitando perder balones en zona de inicio, salían en largo, y la zaga, tantas veces señalada, daba un paso al frente. Cabrera la lideraba y le daba aliento en un duelo a cara de perro.
Superada la media hora de juego Osasuna pidió penalti por manos de Javi López dentro del área. Por suerte el colegiado, que había optado por dar permisividad y no sacar las tarjetas a pasear, estaba cerca y vió que fue de rebote. El juego iba a rachas, pero eran los locales los que mostraban signos de querer ir a por el partido. Como en el 38’, cuando Diego López fue providencial blocando el envenenado pase de Rubén García hacia Brasanac.

Tenía que hacer algo más el cuadro de Abelardo si quería lograr algo positivo. Y R.D.T, que apenas tuvo contacto con el esférico, igual que hombres como Darder, que se vieron anulados, cabeceó fuera un centro de Embarba. Y la primera mitad acabó con un lejano envío de Oier y con un justo 0-0, pero insuficiente para los intereses de un Espanyol que fue creciendo tímidamente, aunque no lo suficiente. Cuando vas último hay que demostrarlo saliendo con el cuchillo entre los dientes, yendo a cada choque y balón dividido como si fuera el último.                                                                                                         Vuelta desgraciada

Necesitaba algo más el equipo y el míster optó por dar entrada a un bregador. A un delantero como Calleri para aprovechar mejor el juego largo y pelearse con todos arriba. Pero la segunda mitad pareció empezar como la primera, con Osasuna amenazando y obligando a Diego López a volar para evitar males mayores. Brasanac le puso a prueba y el meta perico respondió. Y con el susto todavía en el cuerpo, De Burgos Bengoetxea señaló penalti por manos de Víctor Sánchez dentro del área, un penalti de lo más absurdo, pero condenatorio. Roberto Torres no falló desde el punto de castigo, y, para más inri, con una lanzamiento a lo Panenka. Menudo mazazo.
Al filo de la hora de juego empezó a romperse el duelo con un intercambio de golpes. En el 58 buena jugada trenzada del Espanyol que terminó en nada y con Embarba pidiendo penalti. Y acto seguido, de nuevo, providencial Diego López, que vio amarilla en una protesta fruto de la frustración, hasta en dos ocasiones, para evitar males mayores. Le daba vida a su equipo y Darder en el 61’ se inventó un impresionante tiro que Rubén sacó volando. Y él mismo poco después lanzó un centro chut que salió desviado. Pero para desviado el remate de Enric Gallego con todo a su favor. Volvían los locales a perdonarle la vida a un Espanyol cada vez más moribundo. Se iba salvando el Espanyol más por demérito rival que mérito suyo. Ya que si tienes pocas ocasiones y encima te falta sangre e idea para materializarlas, la hazaña se convierte en utopía en un partido de ida y vuelta desde el gol.
Y por si el culebrón no era ya suficientemente dramático y enrevesado, Diego López, con los tres cambios ya hechos, cogió el balón al límite del área, vio la segunda amarilla y a la calle. A remar con 10 en los minutos finales y con Cabrera bajo palos. ¿Le podía pasar algo más al cuadro perico? Desgraciadamaente, se volvió a cumplir esa máxima que dice que si algo puede salir mal, lo hará. La idea era coger aire en la visita a El Sadar, pero la realidad es que el equipo salió embarrado, angustiado y con malas sensaciones. Recordando, y mucho, a esa visita en 2009, cuando el guion era prácticamente calcado al actual. Esperemos que el desenlace también lo sea. Porque esto pinta bastante mal.