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sábado, 20 de agosto de 2022

Entre todos lo mataron y él solito se murió

 Pasar de ser una de las perlas de tu país y dar el salto a Europa a salir por la puerta de atrás a China: la carrera de Matías Vargas y todos sus componentes                                                                                           Eres uno de los mayores talentos del fútbol argentino. Bandera de tu equipo con tan solo 22 años, varios equipos europeos se pelean por hacerse con tus servicios. En tu país confían en ti, en que elijas bien, con tal de que pases de ser uno de los grandes valores el combinado sub-23 al que acabe dándole los pases de gol a Leo Messi en la absoluta. Escoges a un equipo que se ha clasificado para Europa tras 12 años sin hacerlo y que, a cambio de 10 millones de euros, te convierte en uno de los fichajes más caros de su historia.

Todo empieza como un cuento de hadas. Marcas en las previas de la Europa League y enamoras a la afición, sedienta de éxitos tras varios años de camino por el desierto. Eres importante, te sientes pieza clave en el equipo, pese a que los resultados no acompañan. Pero una lesión en el tobillo es el principio de un camino de espigas.

Has venido solo a una ciudad como Barcelona. Te juntas con gente de tu edad y de tu país que no son, precisamente, las mejores compañías. Conoces la noche, tus compañeros fuera del verde te hacen calmar esa morriña de tu casa. Pero eso, sumado al vaivén de entrenadores en la que finalmente fue la peor temporada de la historia de tu nuevo club, hace que pierdas la concentración, el norte. Dejas de ir con la selección. Para más inri, una pandemia te hace quedarte solo en casa durante todo el largo confinamiento en el que, por si fuera poco, te contagias de la nueva enfermedad. Lo que tenía que ser un sueño se torna en pesadilla.

Nueva campaña, decides hacer borrón y cuenta nueva. Esta será mi temporada, te dices. Pero el nuevo entrenador decide ir a la guerra prácticamente cada partido con los mismos hombres y no te da ‘chance’. El equipo tiene que regresar a Primera división y tu no acabas de encajar en sus planes. Aceptas la situación y trabajas como el que más, pero acaba siendo una temporada tirada a la basura. Se asciende y crees que, en la élite, puedes volver a tu mejor versión, pero el hecho de no tener minutos te da una gran estocada: te pierdes los Juegos Olímpicos con tu país.

Al curso siguiente, pese a tu optimismo, no se cuenta contigo de nuevo. Te mandan cedido a una liga de segundo -o tercer-nivel del fútbol europeo como la turca, donde te sales. Formas un gran binómio con un delantero díscolo pero de una calidad fuera de toda duda. Eres el máximo asistente de la campaña y marcas goles para quitarse el sombrero. Ahora sí, piensas.

Pero no. Ni siquiera una oportunidad de demostrar que sigues siendo ese jugador que se fichó como la gran perla del fútbol argentino. Desde el primer día te apartan del grupo y te dicen que no cuentas. Tú quieres jugar, demostrar que sigues siendo válido, y te sale una opción… en China.

Quizás soy yo que no sé demasiado de fútbol -que tiene muchos números- o que no conozco su carácter y su situación personal, pero no entiendo que ante la falta de extremos no se le dé una oportunidad a Matías Vargas, uno de los pocos futbolistas que tiene desborde en la actual plantilla. Y más todavía, con un entrenador como Diego Martínez que apuesta por las bandas abiertas a nivel ofensivo.

Parece que Matías Vargas se va a marchar de manera definitiva al Shangai Port con, ojo, 25 años. Una concatenación de hechos que no le ha permitido rendir al máximo nivel acabarán, a priori, con una carrera que se presumía deslumbrante. Ojalá no sea así, pero el que se va a China, desaparece del mapa futbolístico. Los que confiamos en ti siempre vamos a tener la duda de qué habría sido de Matías Vargas en el Espanyol con minutos, continuidad y confianza.

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